di Diana Pintus
Hay muchas voces en un partido de fútbol para ciegos.
Se superponen, se encuentran y se abrazan.
Son voces confusas, pero hay quienes saben distinguir exactamente cada una de ellas, dominarlas y utilizarlas para llegar al gol. Tres son las características del futbol para ciegos:
La pelota que hace ruido.
Las barreras que cercan el campo, que evita que los jugadores salgan del perímetro.
La venda en los ojos, para que quienes vean un poquito y quienes no vean nada sean iguales, ciegos.
Esas tres características son el resultado del trabajo conjunto entre Brasil, España y Argentina, que a finales de los años noventa han establecido y adaptado los reglamentos. La leyenda dice que el delegado brasileño ha traído la idea de la pelota y el delegado de España la idea de la barrera de goma.
El delegado que tuvo la idea de la venda en los ojos está pisando el nuestro mismo césped en el Instituto para Ciegos Román Rosell, en San Isidro, provincia de Buenos Aires. Su nombre es Enrique Nardone y fue el primer entrenador de la selección nacional, y junto a Marisa Loekemeyer, actualmente directora de la secretaría del Deporte Paralímpico del Ministerio de Desarrollo Social, abrió el camino del fútbol para ciegos en Argentina.
Dice Daniel Sotomayor, de 47 años, que participó en los Paraolimpicos de Barcelona ’92 y ahora es jugador de River Plate: “Enrique siempre dice: el deporte se contagia, la discapacidad no. Yo hacía atletismo, fui a los Juegos Paralímpicos de Barcelona, y luego después dejé el atletismo y el deporte por 10 años. Un primo mío me animó a probar el fútbol, y todo salió bien. Es muy diferente. El atletismo es un deporte muy individualista, que, por lo tanto, tiende a ser egoísta. También tiende a explotar al máximo el cuerpo del atleta, tras el resultado a cualquier precio, y a veces a los atletas le hace daño. En cambio en el fútbol lo que más cuenta es el equipo”.
El camino de los Murciélagos
La selección argentina de futbol para ciegos es entre lo que existe el más profesional en Argentina en términos de deporte paralímpico. Dice David Peralta, jugador del club del Estudiante de La Plata, que vino desde la Patagonia para jugar la final de la liga: “Nosotros, los jugadores de la selección somos básicamente jugadores profesionales. Recibimos una donación de del Enard.
De acuerdo con David la característica principal de la Nacional Argentina es “tener muchas ganas, mucha profesionalidad. Es un equipo muy bueno técnicamente y es un equipo que juega de verdad, más allá de ser un equipo de ciegos. Es un equipo que tiene muchos huevos, y eso es lo que hace la diferencia”. Los llaman Los Murciélagos. Cuartos en los Juegos Paralímpicos de Londres, ahora apuntan directamente hacia Río 2016, donde esperan por una medalla de oro. David viene de un pequeño pueblo de la legendaria y hermosa Tierra del Fuego, donde enseña música y entrena solamente con un compañero.
Ángeles, de 28 años, también viene de muy lejos, de la provincia del Chaco, en el norte de Argentina, cerca de la frontera con Paraguay, una región muy pobre. Ángeles dijo: “yo tengo ayuda financiera porque juego en la selección pero mis compañeros no. Y muchas veces vienen de familias que no tienen nada. Al final yo trato de ayudarlos como puedo, y el boleto para venir a jugar las finales lo pagó el entrenador de su bolsillo”. El entrenador en cuestión se llama Abel, y hace un año fundó la asociación civil, a la que pertenece Ángeles. “Antes no había ningún club de fútbol para ciegos en el Chaco” – añade Ángeles. “Siempre he tenido el sueño de ser un jugador de fútbol, y, sinceramente, pensé que se había ido poco a poco como mi visión. Pero no. En 2009 hice mi debut en la selección juvenil y un año después ya estaba jugando en el equipo mayor. ¿La verdad? Jugar con la selección es una sensación indescriptible, para alguien que, como yo, quería ser futbolista desde niño”. Un sueño que comparte con el capitán de los Murciélagos, Silvio Velo. 44 años, 5 hijos, ciego de nacimiento, Silvio es el deportista paralímpico más popular de Argentina. El año pasado participó del reality Celebrity Splash, que consistía en una competencia de inmersión, y además da conferencias de motivación de todo el mundo, su nombre está vinculado a una marca como cualquier campeón del fútbol tradicional, es un fenómeno y es el capitán de la selección desde 1991. O sea, desde que nació la selección.
Él choca con nosotros, literalmente, en el césped del Instituto Rosell, el único instituto nacional para ciegos en Argentina, donde su familia, originaria de San Pedro, decidió enviarlo a los 9 años: “Tuve una infancia hermosa, a pesar del hecho de que mi familia era muy pobre, con trece hijjos, prácticamente un equipo de fútbol, y yo nací ciego. Siempre he hecho todo con mis hermanos: Ciclismo, fútbol, todo. Jugaba también a las escondidas, aunque nunca encontré a nadie. La decisión de enviarme aquí para estudiar y formarme fue una elección difícil, pero fue lo que me ha permitido llegar a ser lo que soy ahora. Siempre he jugado futbol, primero en el potrero . Cuando llegue acá y vi que existía una pelota que hacia ruido luego supe cual iba a ser mi destino”. En verdad no choca con nosotros, en cambio nos habla, una forma de “vernos” y evitar pasarnos por arriba. Luego nos pide que le mostremos los obstáculos desde el césped a la carretera, para después continuar solo su camino. No sabemos que estamos en frente de un campeón. Nos lo dice Daniel Sotomayor, apuntando, muy orgulloso, a su compañero: “Conocieron a Maradona? Silvio es el Maradona de los ciegos. Él es el mejor jugador del mundo”.
Como siempre estamos en el medio de tantas lindas personas y tantas emocionantes historias que casi no le damos bola, a Maradona, convencidos también de que no está dispuesto, como ya ha dado millones de entrevistas con medios de comunicación mucho más importantes que nuestro blog. En cambio, con una gran sonrisa empieza a contar, por la millonésima vez, su historia, “la primera entrevista que concedí fue a los 14 años, para un periódico que ya no existe, llamado Escenario. No tenía nada que ver con el deporte paralímpico, fue un periodista que había sabido que había un niño ciego que le encantaba jugar al fútbol y que lo hacía muy bien. Yo como jugador, y la selección, nacimos juntos, y desde que empecé nunca dejé… empecé a ganar fama internacional, y yo fuí el primer jugador ciego que hice una carrera similar a la de un jugador común. Actualmente también me dedico a difundir el fútbol para ciegos en el mundo, dando charlas motivacionales. Creo que este será mi vida cuando mi carrera termine”. En verdad Silvio no tiene planes de dejar muy pronto. Tiene 44 años y está listo para Río, así como los otros murciélagos. “Creo, creo firmemente, que mi experiencia de vida va a servir a otras personas, no sólo a los ciegos. Soy una persona muy motivada, que siempre trata de superar sus limitaciones y alcanzar nuevas metas, la mayoría de las veces inesperadas”. Como en el caso del reality shows Celebrity Splash: “¿Quién hubiera pensado que hice una inmersión a 10 metros. Estas cosas sirven. A mí me sirven, para mejorar todo el tiempo, y a los otros para enfrentarse mejor a sus propios problemas y a las adversidades de la vida”. Y pensar que hasta hace unos años Silvio no quería saber nada de ser un ejemplo de vida: “cuando las personas me decían así pensaba: yo sólo juego fútbol, pero luego me di cuenta, estas cosas son importantes, y es bueno que se hable dellas ”.
Porque, como dice David Peralta, “Ya jugamos bien! Hace falta que se hable más de nosotros Lo que necesita es extender cada vez más la visión de que los jugadores de fútbol para ciegos son jugadores de fútbol, antes de todo, y no ciegos”. Como los chicos del Chaco y Salta, que se enfrentaron a un largo y difícil viaje sólo para estar presentes, o como Daniel Lorenzo Vega, que tiene cuatro hijos y es el dueño de un kiosco de golosinas, que cada mes viaja veinte horas en colectivo de Salta para jugar con el club River Plate en Buenos Aires.
. Y nosotros cerramos los ojos para escuchar las muchas, muchísimas y lindas voces que habitan este lugar.
Grazie a: Marisa, per la fiducia e l’aiuto, David, Angeles, Daniel, Daniel, David, Silvio e tutti gli altri.